SANTA CRUZ CALLE SEVILLA: Crónica - Fiestas a la Santa Cruz de la Calle Sevilla.

Tiempo de Cruz.
La Cruz en La Palma va más allá del recuerdo triste de aquella condena en la que Cristo redimió nuestros pecados. La Cruz aquí es gozo, alegría, romero, flores, cohetes, primavera, campanas, volantes, luces, coplas, fervor, emoción y oración. Aquí la Cruz no es símbolo de muerte sino de Resurrección. Aquel Calvario de llanto y dolor se viste en mayo con el aroma de las rosas y las orquídeas. Aquellas tinieblas del Viernes Santo hoy son vencidas por rayos valientes de un sol que no cesa de reflejarse en la blanca plata del traje de la Cruz. En su centro va Cristo, en el Sacramento Eucarístico, derrochando su bendición en cada alma que va a encontrarse con Él en la Calle Sevilla.
Y todo comenzó con los primeros días de Mayo, la Calle Sevilla se despedía de su mayor tesoro, su Cruz; que partía hasta la Parroquia para celebrar el anual Triduo. Del 5 al 7 de mayo tuvo lugar en la Parroquial de San Juan Bautista el Triduo, encontrando en María el mejor altar para la Santa Cruz de Jesús Resucitado. Así fue, los piomperos no prepararon un altar particular para entronizar a su Cruz durante estos cultos, sino que quisieron honrar a nuestra Patrona en el año de su Coronación Canónica, depositando a sus plantas al Santo Madero de la Calle Sevilla. Flores en tonalidades blancas y algunos candeleros, completaban el armónico e inédito conjunto de Nuestra Señora del Valle y la Santa Cruz de la Calle Sevilla.
Tras el Triduo, el tiempo fue pasando deprisa y en menos de una semana volvía la Capilla de la Calle Sevilla a abrir sus puertas para que las Fiestas tradicionales pudiesen comenzar a celebrarse.
El 11 de mayo se celebraba la Santa Misa, procediéndose a la imposición de medallas a los nuevos hermanos de la Hermandad, así como a la colocación de las bandas conmemorativas a las Reinas de las Fiestas y sus Cortes de Honor, siendo la Reina Infantil la niña Cristina de la Cruz Pérez Perea y la Reina de las Fiestas 2011 la Srta. Sofía López Pinto.
El atardecer del jueves 12, ya llenaba de impaciencia el corazón piompero de La Palma. El pulso se aceleraba al tiempo que ya se sentía cerca el resplandor de su plata, repujada por el insigne Seco Velasco. El acto de Exaltación, Veneración y Subida al Paso de la Santa Cruz congregó a las puertas de la Capilla a gran cantidad de fieles, que pudieron disfrutar de la excelente disertación de D. Juan Castizo Reyes. Tras esto, la Cruz recibía los besos de sus devotos, que depositaban entre lágrimas muchas peticiones, oraciones y promesas en su piel de plata, mientras la Coral Polifónica de La Palma interpretaba magistralmente distintas piezas litúrgicas. Una vez finalizado, las sevillanas irrumpían en la calle y acompañaban la llegada de las andas procesionales, a las cuales la Santa Cruz fue elevada minutos después entre cohetes, vivas y el repique de las campanas.
Al compás militar de las cornetas y tambores se estrenaba el fin de semana de Fiestas. La Banda de Cornetas, Tambores y Escuadra de Gastadores de la Brigada Paracaidista de Paracuellos del Jarama entraba en la localidad arropada por multitud de piomperos. A las 12 de la noche, la Calle Sevilla se hizo flor fresca, cortada del hermoso jardín para derrochar su aroma y morir entre salves a las plantas de la Virgen del Valle. La Ofrenda de Flores partía con un cortejo numeroso formado por mujeres ataviadas con el tradicional traje de flamenca que llevaban entre sus manos flores que inundarían con sus colores y perfumes todas las calles recorridas por este desfile, que cerraba el Simpecado de Nuestra Señora del Valle, acompañado por la Banda de Música Municipal de Bollullos del Condado. Hasta la Parroquia llegaron en este año especial, a encontrarse con la Madre del Valle, que como siempre bendijo a los piomperos en sus Fiestas.
Temprano despertaba el sábado 14 con las marchas militares de la
Banda de Cornetas, Tambores y Escuadra de Gastadores de la Brigada Paracaidista de Paracuellos del Jarama que recorría La Palma en la Diana Floreada. Al atardecer, el Romerito ponía cantos y alegría a las Fiestas de la Cruz de Mayo. Caballos, manolas, carros y carrozas paseaban con gozo su amor por la Santa Cruz. Destacable fueron las carrozas confeccionadas por el artista palmerino D. Manuel Martínez Ligero, entre las que destacaba la dedicada a la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Valle, así como la impresionante carroza de la Reina de las Fiestas, la Srta. Sofía López Pinto. Participaron en el Romerito la Banda Municipal de Música "Nuestra Señora del Valle" de La Palma y la Banda de Música Municipal de Bollullos.
Y el domingo 15, llegó la luz. La tradición rompía la barrera del tiempo y regresaba a un presente, con sabor a tiempos pasados. Tiempo de reencuentros, tiempo de añoranzas, tiempo de primavera y de Cruz. Las campanas volvían a repicar incesantes, los cohetes eran aldabonazos a las entrañas de los sentimientos y la calle se convertía en cielo piompero por el que Dios pasearía en el Eucarístico corazón de la Cruz. Salía la Santa Cruz de la Calle Sevilla, arropada por muchas almas que guardaban en su silencio el respeto que los que ya no están les enseñaron. La Agrupación Musical "Nuestro Padre Jesús Nazareno" de La Palma abría el cortejo, mientras que la Sociedad Filarmónica "Nuestra Señora del Carmen" de Salteras acompañaba el elegante andar de las andas de la Cruz, que avanzaba presurosa hacia la Parroquia donde se celebraría la Solemne Función Principal de Instituto de la Hermandad. La marcha "A mi Cruz de Mayo" dedicada a la Cruz palmerina de la Calle Sevilla y compuesta por el Subdirector de la Banda de Salteras D. Manuel Cabalgante Ortiz, se estrenaba en este Traslado.
Abarrotada se presentaba la Parroquia en esta Función, de cuya Capilla Musical estuvo a cargo la Coral Polifónica de La Palma. Al término de la Eucaristía, en cuyo Ofertorio los hermanos piomperos hicieron su pública Protestación de Fe, la Santa Cruz fue presentada a nuestra Excelsa Patrona, entonándose en su honor el rezo cantado de la Salve.
Un sol radiante que apretaba con fuerza, acompañó el discurrir de la Procesión de la Santa Cruz de la Calle Sevilla. El numeroso cortejo salía de la Parroquia para recorrer el itinerario tradicional. El Simpecado de Nuestra Señora del Valle, tras el cual iban niños y niñas que en este año han recibido su Primera Comunión, iba escoltado por la Banda de Cornetas y Tambores "Nuestra Señora del Sol" de Sevilla, interpretando marchas de una forma excelente y que agradó a todos los palmerinos, que se echaron a la calle para disfrutar de esta Procesión. Las Reinas de las Fiestas del pasado año y de este 2011, filas de mujeres y hombres y las representaciones de la Agrupación de Jóvenes Piomperos y de la Hermandad, antecedían el paso de la Santa Cruz de la Calle Sevilla, que lucía este año el sudario bordado estrenado en su Centenario. La luz gótica de la Calle Sevilla se iba derramando por cada rincón, mientras la devoción y el amor se unían ante sus andas entre la multitud que la acompañaba lanzando al aire vítores en su honor. Llamativo y muy hermoso resultó el exorno floral del paso a base de gladiolos blancos y orquídeas de Singapur moradas. Momentos memorables se vivieron al discurrir por calles como Muñoz y Pabón, cuando la Cruz recibió una intensa lluvia de pétalos de flores que caían del mismo cielo mientras sus devotos buscaban en sus corazones aquellos recuerdos y oraciones por los que ya gozan de la presencia del Altísimo. Con el calor de la tarde, la Santa Cruz regresaba a su calle, entrando en la Capilla arropada por los clamores y vivas de los piomperos, quienes siguieron celebrando la alegría de las Fiestas de su Cruz hasta bien entrada la noche.