CORONACIÓN CANÓNICA: Crónica - Santo Rosario Extraordinario de la Stma. Virgen del Valle en la Solemnidad de la Sagrada Familia.

"Cuando del Oriente
salió el sol dorado,
y otro sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro sol mayor."
Con versos de Lope de Vega hoy se expresan sentimientos.
Fue en la mañana del 26 de diciembre, un inmenso mar azul se derramaba por el cielo de La Palma, que esperaba vestida de gala un acontecimiento extraordinario.
El Niño recién nacido entre sus brazos, el equipaje preparado con una maleta en la que se guardaban multitud de promesas y millones de oraciones. El viaje no sería largo, pero si la estancia. Un año entero pasará hasta que los mudéjares muros del Valle vuelvan a verla cruzar primorosa por aquella ojiva centenaria. Se marchaba a la casa grande, a la Parroquia, a vivir en la magnitud de lo barroco un año especial en su historia.
Fue en la Festividad de la Sagrada Familia, cuando el Santo Rosario acompañó a la Stma. Virgen del Valle hasta el Altar Mayor de la Parroquial de San Juan Bautista. Monseñor D. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva, presidía estos cultos por la Coronación de nuestra Patrona.
Campanillas y Bandurrías en la despedida, el Coro de Campanilleros de Ntra. Sra. del Valle iniciaba el Santo Rosario con sus coplas tradicionales, mientras el Valle se llenaba de familias palmerinas que darían voz a los tradicionales rezos.
Guirnaldas, banderas, pancartas, flores y estandartes engalaban las calles por las que la Reina del Valle pasaría, todo colocado con amor por un grupo de jóvenes cofrades de nuestra localidad unidos por Ella.
Las Hermandades del Rocío y Padre Jesús despedían corporativamente a la Patrona, que lentamente avanzaba por su Iglesia en las sencillas parihuelas en las que procesionó en los Traslados hasta 1994. Estas andas permitieron que se pudiera recuperar la salida de la Virgen por la ojiva principal del Templo, atravesándola entre aplausos y vivas, y llegando a la Plaza de Ntro. Padre Jesús donde la esperaba una alfombra de pétalos y plantas aromáticas con el lema "Volverás Coronada", colocada por el Grupo Joven de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno.
El sol quiso besarle la cara y hasta su sonrisa meláncolica se vislumbraba distinta, la emoción rozaba las estrellas de una ráfaga con historia y en sus manos se presentaba al Rey de Reyes.
El Obispo pasaba las cuentas de un Rosario de la Virgen del Valle, mientras en la Presidencia del cortejo le acompañaban la Secretaria y Presidente de la Hermandad, el Alcalde de La Palma y el Vicario Parroquial.
La Virgen iba bellísima, estrenando gran parte del ajuar que lucía, como la nueva saya bordada en oro fino a realce con matices de sedas de colores sobre tisú de color rosa jacinto, siguiendo estilo de una anterior desaparecida que constaba de una cenefa consecutiva y cuyo diseño se ha enriquecido con un salpicado de 3 ramilletes de flores, mismos motivos que han sido utilizados en el diseño del nuevo traje del Divino Infante; ambas piezas donadas y realizadas por el bordador sevillano D. Mariano Martín Santoja. También estrenaba nuevo manto blanco de brocados dorados donado por los gerentes de la firma de moda Marco Zapata y la restauración de la antigua ráfaga de estrellas, ahora bañada en plata. Todo eso junto con la corona dorada de salida y la exquisita toca de sobremanto conformaban la vestimenta con la que la Virgen del Valle bendecía a La Palma en este Traslado Extraordinario.
La calle Real la recibía engalanada con guirnaldas de flores de papel de seda que se prolongaban también por la calle General Ballesteros. En San Sebastián y Virgen del Socorro banderas verdes y estandartes celestes cubrían el cielo bajo el que la Virgen pasaba lentamente, mientras el Coro de Campanilleros, cantaba tras muchos años sin hacerlo, los misterios del Santo Rosario. Letanías y piropos, como mensajes que un naufrago lanza en una botella, aparecían escritos con letras doradas en pancartas que se veían a lo largo del recorrido.
En el pecho de nuestra Patrona, brillaba incesante la medalla de oro de la ciudad y a su alrededor distintas medallas obsequios de las Hermandades de La Palma.
Las andas llevaban un elegante y rico exorno floral dispuesto a modo de friso silvestre por todo el perímetro de la parihuela. Entre las variadas especies de flores, en tonalidades blancas, rosas, celestes y malvas; se encontraban tulipanes, nardos, frecsias, jacintos y liciantus.
La llegada a la Plaza de España se dibujaba mágica, entre guirnaldas y estandartes la Virgen se enfrentaba a la portada barroca de la Parroquia, en la cual la esperaba otra alfombra de plantas aromáticas, así como centros florales y colgaduras que adornaban el porche, todo esto gracias a los jóvenes de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Cautivo.
Repique de campanas y salvas de cohetes anunciaban que el viaje llegaba a su fin. La Virgen del Valle se adentraba por la nave central de la Parroquia entre aplausos y coplas campanilleras, llegando al Altar Mayor, desde donde presidió la Santa Eucaristía de la Sagrada Familia.
La Misa celebrada por Mons. Vilaplana Blasco, se desarrolló de forma solemne y con la Iglesia abarrotada de fieles. Tanto las Lecturas como el Ofertorio fueron realizados por familias palmerinas, un detalle que resultó hermoso y alusivo a la Festividad celebrada.
Con el canto de la Salve y tras obsequiar la Hermandad al Obispo con la medalla conmemorativa de la Coronación y el libro antológico de la Lírica del Valle, se finalizaba la Celebración.
Ahora su mirada baña el corazón de la ciudad, ya descansa sobre su hermoso y nuevo altar efímero, con el equipaje deshecho y la esperanza puesta en cada uno de los corazones palmerinos, que buscan en su Valle la luz y entre sus manos la vida.