CRISTO DEL PERDÓN: Crónica - Solemne Novena a las Ánimas Benditas del Purgatorio.

Soledad, nada más.
Noviembre es un rosario de cuentas inacabadas, es la larga ausencia que duele, es aquel vacío donde los recuerdos habitan, es el negro manto que viste de galas a nuestra Soledad.
Y un frío gélido encoge el alma cuando sus ojos vuelven a clavarse en el cielo de La Palma, mientras el silencio le reza una oración por nuestros difuntos. Virgen de la Soledad, eres en noviembre luz de esperanzas, vínculo celestial con aquellos que tienen ya la suerte de contemplar desde arriba tu implorante mirada.
En estos días la Ermita de San Sebastián huele a antigua tradición y a fervor de tiempos pasados. Un culto inmemorial en La Palma el dedicado a las Ánimas Benditas del Purgatorio, el cual viene celebrando, desde el pasado día 2, la Hermandad del Stmo. Cristo del Perdón ante la presencia de la Virgen de la Soledad.
Así, en el ábside de la Ermita se eleva un hermoso altar, que la Hermandad del Domingo de Ramos palmerina ha preparado para la Solemne Novena de Ánimas. Un Dosel rojo acoge al Stmo. Cristo del Perdón, a cuyos pies se presenta María Stma. de la Soledad entronizada en la peana del paso de palio de la Cofradía y rodeada por una sencilla candelería de cera blanca. La Stma. Virgen luce ráfaga de plata de ley sobre sus sienes, portando en sus benditas manos la corona de espinas, así como un antiguo pañuelo y rosario. El exorno floral del altar se conforma por dos grandes centros de margaritas en color rojo sangre que se sitúan frente a las piezas de la candelería y un llamativo y hermoso motivo floral, a base de flores exóticas en la misma tonalidad, ubicado a los pies de la Virgen de la Soledad.
Muchas oraciones han quedado en estos días reflejadas en la nacarada piel de la Soledad, que guarda en su pecho transido cada una de las plegarias de aquellos que con fervor buscan en la antigua Virgen del Cementerio el tangible retrato de los que ya gozan del prometido cielo.